El jardín de los frailes
Manuel Azaña
Si la trayectoria política de Azaña lo convierte en uno de los grandes protagonistas del siglo XX, su vertiente intelectual no es menos destacable: traductor y escritor, colaboró en varias revistas culturales y ganó el Premio Nacional de Literatura en 1926. El jardín de los frailes narra las vivencias de un adolescente en un colegio religioso de El Escorial —donde el propio Azaña estudió hasta 1898—, un joven «con todas esas apetencias, generosas o no pero fervientes, que el mundo desconoce o pisotea».
Así, el autor disecciona una atmósfera en la que «aprendíamos a refutar a Kant en cinco puntos, y a Hegel, y a Comte, y a tantos más» en esta novela de formación muy alabada por Salinas: un retrato del artista adolescente con el que Azaña llegó definitivamente a la conclusión de que era imprescindible limitar el poder de la Iglesia para regenerar España.
Ficha
Manuel Azaña
ISBN
FECHA DE PUBLICACIÓN
ENCUADERNACIÓN
Rústica con solapas
PÁGINAS
168
PRECIO
15,00 €
COLECCIÓN
GÉNERO / TEMÁTICA
Manuel Azaña (Alcalá de Henares, 1880 – Montauban, 1940) estudió en un colegio de El Escorial tras la muerte de sus padres, como evocó en El jardín de los frailes (1927; Nocturna, 2021), y se licenció en Derecho. En 1912 se afilió al Partido Reformista, que abandonaría tras el golpe de Estado de Primo de Rivera. Durante la Primera Guerra Mundial fue corresponsal en Francia e Italia.
En 1925 fundó Acción Republicana y fue elegido presidente del Ateneo de Madrid. Luego publicó obras como La novela de Pepita Jiménez (1927), La vida de Juan Valera (1929) -Premio Nacional de Literatura- y La Corona (1930). Proclamada la Segunda República, en 1931 ejerció de presidente del Gobierno hasta 1933 y de nuevo en 1936, ya como impulsor de Izquierda Republicana. Poco después asumió la presidencia de la República y escribió La velada en Benicarló (1939).
En 1938, convencido de la imposibilidad de ganar la guerra, se exilió a Francia. Allí enfermó y, perseguido por la Gestapo y por agentes franquistas, falleció en 1940. Se lo enterró sin honores de Jefe de Estado por prohibición de Pétain.